Llegar temprano al hospital y no comprarle un periódico al
señor Ricardo en la puerta es pecado, en serio. Es una persona tan querida por
todo el personal del hospital y algunos pacientes continuos, que es imposible
pasar de largo por la puerta de ingreso. Él vive muy cerca al hospital, así que
llega muy temprano siempre en el mototaxi de un vecino suyo. Deja sus
periódicos en el counter de vigilancia, pregunta si sus lentes oscuros están
limpios (aunque de todos se sentará a limpiarlos como un ritual) y se encamina al
comedor con el sonido peculiar de su bastón, pues tiene un cascabel.
Según él, el cascabel lo ayuda a que la gente sepa dónde
está o que se está acercando y así tener cuidado. “Te imaginas si aparte de
ciego, cojo, ya qué haría”. Desde la última vez que estuvo internado, se
aseguró para siempre las 3 comidas de las porciones de los pacientes, fue la
cariñosa decisión de la directora del hospital que nadie refuta. Don Ricardo lo
merece.
Él llevaba 20 años vendiendo periódicos frente a la municipalidad
de Villa el Salvador, hasta que tuvo un terrible accidente. Un bus de la
empresa Vipusa se estrelló contra su puesto y sólo se salvo de milagro. Llegó
al hospital muy delicado, con cortes y golpes que intentaban curar y salvar.
Pero había algo por lo que ya no había más que hacer, sus ojos. Los perdió por
completo. Y aunque le ofrecieron prótesis estéticas, siempre dijo que lo que
más le dolía a él era ya no poder ver, no cómo lo vieran los demás.
Al salir del hospital, tuvo un largo período de
adaptación, de la que él ahora dice: “tenía que ponerle ojos al alma, eso no es
fácil”. Fue en las consultas posteriores que hizó lazos más cercanos con el
personal del hospital. Vieron su situación y lo primero que le otorgaron fueron
las 3 comidas diarias. Al ver que tenía que ir y regresar 3 veces al día, todos
concordaron que mejor se quedara en el hospital, porque nadie venía periódicos
cerca. Ese fue el inicio de una linda amistad en la que el señor Ricardo cambió
de vida frente a la adversidad y todos ganamos un “buenos días hijita (o)”
diario que te llena de buena vibra.
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